domingo, 12 de octubre de 2008

MATEO EN SU DESCAPOTABLE.

Mateo decidió meses atrás regresarse a su Andalucía natal y son escasas las semanas que le quedan entre nosotros: cualquier día de estos puede ser su día de partida. Es por esto que el viernes pasado celebramos una cena para despedirlo como se merecía (¡algún día colgaré los videos, grabados a las 4 de la mañana!), ahora que corren tiempos donde personas de su valía nos son tan necesarias. Y especialmente de su valía, tan escasa y difícilmente localizable: personas de esas que te escuchan incluso las cosas que no tienen mayor importancia. Cualquier día de estos marchará para Sevilla a trabajar en un puesto que le supone un ascenso, bien merecido por lo que nos cuenta. Tras veintitantos años de permanencia en esta Euskadi tan incómoda incluso para muchos que nacimos en ella, se acomodará en un lugar cercano a parte de su familia. Es cierto que nos da mucha pena dejar de contar con un compañero que nos ha ayudado tanto, tan predispuesto a currar en lo que fuera, tan sensible y educado, tan cercano, pero no es menos cierto que nos alegra verlo ilusionado con una nueva etapa en su vida, que como tal lleva consigo inseguridades y acechanzas, pero que promete y le será fructífera. Como escucho a mis compañeros con insistencia, le va a ir fenomenalmente bien y además se lo merece. Estamos seguros de ello.


Relan estaba especialmente afectado y me insistía que le echará mucho de menos. Cuando dudó y se le presentaron problemas, los enfrentó con su ayuda. Su mano derecha, el apoyo necesario, insistía. No hay sustituto para él pues es único en su forma de comportarse. Tan pronto capaz de bailarse unas sevillanas como perseguir durante metros a una mujer que nos lanzaba improperios en el paseo de la Concha, tratando de conseguir lo imposible: que atendiera a razones alguien que nos odiaba. Es de esos tan sensibles que piensan que siempre hay una esperanza para convencer al que desconfía, pero tan sensato como para saber que, mientras esto no ocurre, uno debe seguir rebelándose ante las injusticias. Cinéfilo hasta sentirse uno consumidor de malas películas, conversador, cariñoso, cercano, amable y generoso. De esas personas que transmite cosas que no pueden traducirse con palabras.


Te va a ir muy bien, amigo Mateo. Te vamos a echar de menos pero nos veremos pronto. A tí y en tu nuevo descapotable.


Un fuerte abrazo.

1 comentario:

ED dijo...

Ciertamente Mateo es un activo valioso, que no se pierde, tan solo varia de cuenta... pero que sigue siendo un activo de este partido.

Mucha suerte Mateo....