En Radio Euskadi se producen todas las noches debates ciertamente interesantes... por calificarlos de alguna manera. Las opiniones de Martxelo Otamendi, sin ir más lejos, suelen ser siempre muy enriquecedoras. Ejem. El otro día se produjo un pseudodebate de esos habituales por estos lares. Uno de los habituales contertulios, cuyo nombre desconozco pero obviamente vasco, navarro, nacionalista vasco, defensor de las esencias vascas y del buen rollo, trató de equiparar el nacionalismo vasco con el nacionalismo español, dos tendencias ideológicas que se contraponen (y se equilibran, y se justifican, y se santifican) y del que ninguna formación política puede salirse. Ya lo saben, lo habitual aquí, el país de los abducidos mentales: los socialistas y los populares vascos representan el nacionalismo español. El sin igual Gorka Landáburu, con su facilidad de palabra y sus concordancias verbales, brincó, indignado ante despropósito semejante: "El Partido Socialista de Euskadi y el Partido Popular del País Vasco no son partidos españoles. Un respeto. Son partidos vascos. El Partido Socialista de Euskadi existe en Euskadi desde antes del PNV y el Partido Popular... visitó el otro día Euskaltzaindia". Como lo oyen. De verdad, este despropósito argumental debemos desmontarlo a la mayor brevedad posible, para evitar seguir dando grima. No es normal tanta incapacidad poblando nuestras televisiones y radios. No es admisible que a los que argumentan y saben de lo que hablan apenas se les lea y los tertulianos que desbarran más que hablan sean nuestras guías espirituales, pensadores del conflicto político, lumbreras de lo que será nuestro futuro. No es ni siquiera sano (porque impide el sueño y fomenta la vigilia) que a los constitucionalistas vascos supuestamente nos representen los Gatasca, Aizpeolea y Landáburu de turno, contraargumentando la nada frente al impertérrito, seguro de sí mismo y convincente nacionalismo vasco. Vienen tiempos duros, creo yo, pero sabrosos para los que amamos el debate político. Porque en cuanto se acabe ETA vamos a tener que batallar argumentalmente con el nacionalismo vasco... y pueden hacernos pedazos si los que supuestamente no son nacionalistas siguen haciendo el ridículo allí por donde opinan. O los supuestamente más cualificados. No puede ser que todo lo más que digamos en nuestras radios sea pedir perdón, dar un paso atrás y consolarnos en nuestra desgracia de ser poco o nada vascos y no tratar al euskera mejor que a nuestra familia. No puede ser que no haya nadie por ahí que diga lo que realmente pensamos y lo haga sin complejos, razonable y convincentemente. No puede ser que un supuesto constitucionalista vasco (¡qué diablos, no quedan de esos en Euskadi!) responda con tanto despropósito ante un argumento tan habitual del nacionalismo. El Partido Socialista de Euskadi y el Partido Popular del País Vasco, señor despistado Landáburu, son partidos españoles... o deberían serlo. E igualmente vascos. Aunque no sean nacionalistas o no visiten Euskaltzaindia.
6 comentarios:
Yo se amigo que Murcia y los murcianos tienen su personalidad, su forma de ser su espíritu distinto del mundo entero, es la personalidas murciana tan única y especialmente distinta de todo en éste mundo.- Entondes ¿nosotros no sonmos humanos normales?.- y todos se quedaron parados.
Murcia y los murcianos tienen su personalidad y forma de ser distinto, igual que Valencia y los valencianos o Madrid y los madrileños; pero tambien mi familia tiene forma diferente de actuar que la del vecino y no por ello busco la República Inependiente de mi Casa.
España es un estado, y como tal no es más que un territorio con fronteras políticas definidas para organizar a la sociedad y poder vivir en comunidad; el estado-nación es una invención estúpida, que alguien me diga que cultura murciana acaba abruptamente en su frontera politica y no continúa en Alicante o La Mancha, y vicebersa, que alguien me diga si no hay nadie que hable catalán/valenciano (depende a quien preguntes) al norte de Murcia.
La cultura varía sin fornteras e intentar demarcarlas diciendo "estos son murcianos y estos no" es la mayor tontería del mundo.
Por lo que la importancia está en organizarse políticamente lo mejor posible para vivir todos lo mejor posible y de la forma más justa.
Pues a mi, esta nochebuena, me ha tocado cenar con mi cuñado, que como ha todo el mundo le ocurre, es políticamente opuesto. No sé si es regionalista o nacionalista. Lo que si sé es ¡Que no se quito la txapela en toda la noche!
Venia,un detalle importante, del Olentxero, y ni la calefacción a tope le hizo desistir del detalle patriotico de una boina calada hasta las cejas.
Lo que importa es el individuo, los individuos valen más que los pueblos y los nacionalismos que tanto sufrimiento han ocasionado. Los individuos son básicamente iguales en todo el planeta Tierra.
Querido Gorka.
Ha dado en la diana con 2 asuntos que me parecen claves.
1-los complejos
2-el final de ETA
3-argumentos
1-
Me ha gustado mucho que por fín haya dicho algo que lo veo todos los días en la sociedad vasca y son los "complejos".
La vasca es una sociedad treméndamente acomplejada y ya va siendo hora de decirlo "sin complejos".
No hay más que ver la obsesión por la TX-manía. Es demasiado frecuente escribir TXorizo, salTXiTXa, pinTXo, boKata, etc.
Cómo que hay que demostrar siemrpe que se es mega-vasco, que si no se hace uno queda excluído de la tribu y señalado. De una forma implícita es una demostración de que el nacionalismo es una sociedad racista, xenófoba, que odia al de fuera, a quien no sea cómo ellos.
Otra demostración de complejos es llamar a los hijos Lander, Ander, Edorta, Gorka, etc, por quienes son nacidos en otras provincias cómo uan forma de hacer se perdonar.
2-
Respecto al final de ETA, pienso que a partir de se momento ira siendo más fácil derrotar al nacionalismo porque se irá perdiendo el miedo y la gente opinará más, siendo menos sumiso con los nacionalistas cómo se es hoy en día.
Pero ese día tardará mucho en llegar, porque será muy posterior al final de ETA ya que seguirán habiendo muchas desconfíanzas y miedos.
3-
Enlanzándo con el punto anterior, hablas de argumentos.
También me alegro de que por fín alguien lo diga.
La plebe nacionalista no argumenta, sólo sabe insultar, decir cosas sin fundamento que repiten cómo robotos de lo que dicen los políticos nacionalistas.
Les consideran sus gurus.
El nacionalismo es la ideología más gregaria y acrítica que uno puede imaginar.
Yo es algo que no consigo entender, él cómo alguien da por algo sagrado cualquier cosa que digan los políticos del partido al que votan. Cómo si uno se debiese a un partido político, lo tuviese que defender siempre diga lo que diga sin ninguna acritud, en vez de que las ideologías estén al servicio del hombre.
Que alguien me lo explique.
No hay más que ver los foros de El Correo Digital para ver cómo la plebe nacionalista sólo sabe insultar y no argumentar.
Respecto a Radio Euskadi, yo diría que los periodistas son portavoces del nacionalismo.
El absurdo de esta sociedad desquiciada, aborregada, enajenada y sin sentido común ni juicio crítico que se le pueda buscar por parte alguna, contrapone en pie de igualdad conceptos que se complementan en lugar de oponerse.
Lo natural es partir del seno materno para desembarcar en el familiar, transitar por el colectivo de la aldea, por el de la provincia o región, por el de la nación, país o estado y ahora por el de la unión continental, para llegar simplemente a ser un ser humano, un habitante del mundo.
¿Desde cuándo un argentino o un nicaraguense oponen su condición a la de hispano, latino o ibero-americano?
¿Dónde se quedaron los "vizcaínos", los "guipuzcoanos" o los "alaveses" (que así se llamaban los vascos por entonces) que presumían de su buena condición tanto como de la de españoles, sobre las cubiertas o entre los baos de las naves de la escuadra de Castilla o en los cuadros y formaciones de picas, arcabuces y ballestas de los Viejos Tercios Veteranos?
¿Quién más que el nacionalismo irredento, aldeano y necio (el de la txapela a rosca hasta el entrecejo que oprime y asfixia lo que pueda quedar de materia gris) ha logrado insertar en la sociedad vasca ese absurdo complejo de inferioridad que exige tener que estarse postulando permanentemente en la diferencia, para reafirmarse y retroalimentarse?
¿Es que acaso un vasco, solo se puede sentir orgulloso de lo que es por sí mismo, por su propia condición, cuando se reivindica como euskaldún?
Puede que sea ese el virus que el padre del nacionalismo inoculó en la sociedad. Su propio complejo que le llevó a tener que buscarse un estrado al que subirse para poderse reivindicar ante sí mismo de su propia condición, para soportarse intimamente siendo conocedor de su auténtica carencia y miseria. El estrado euskaldún.
Quien es por sí mismo, quien se conoce, se tolera y se asume, no necesita revestirse de orla ni púrpura que le ayude a reconciliarse consigo mismo y reafirmarse en lo que quiere ser, disfrazándose de lo que no puede ser.
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