Estos son perfectamente legales y dependen del gobierno. Son decisiones políticas que pueden tomarse o no, en función de lo que nos diga el sentido común y el interés general. Yo soy firme partidario de concederlos cuando de su concesión vamos a salir todos beneficiados. Tanto la política de beneficios penitenciarios como la política penitenciaria liderada por el gobierno central que decide la ubicación de los diferentes presos etarras, debe ser explicada a la ciudadanía española, para evitar malentendidos y suspicacias, sospechas y manipulaciones. Los ciudadanos están alerta para saltar a degüello del gobernante que decida conceder gratuita e injustamente beneficios o compensaciones a quienes nos han hecho tanto daño. Están vigilantes, atentos y ojo avizor. No se fían, desconfían, miran de reojo. Observan con reparo al gobierno. Temen el engaño, la vuelta al diálogo y a la negociación, retroceder después del camino transitado, ceder ante nuevos cantos de sirena. Rechazan las tomas de temperatura, las treguas-trampa, las excarcelaciones de incluso aquellos que cumplieron toda su condena. Por esto, la política penitenciaria del gobierno debe ser clara, transparente, diáfana, justa y entendible no sólo por las víctimas sino por el conjunto de la ciudadanía española. Y los beneficios penitenciarios deberían únicamente poder ser aplicados a los presos que cumplan estas cuatro condiciones: pedir perdón a las víctimas, condenar la violencia terrorista, comprometerse a hacerse cargo de las indemnizaciones que correspondan y colaborar con la Justicia española. Si no se dan estas cuatro condiciones, no deberían concederse.
6 comentarios:
El criminal cuando comete el crimen sabe que detras hay una pena. ¿A quien beneficia un trato de favor sin nada a cambio?, pues ni siquiera a ellos mismos.
En relación a tus intervenciones recogidas en los medios de comunicación, te envío mi apoyo y respuesta (como la tenía escrita, ahí va el ctrl+v)
DESGRACIADAMENTE, NO SE PUEDE PERDONAR
Escrito por: Belén Martínez Oliete el 12 Ago 2010 - URL Permanente
¿Por qué no se puede perdonar?
¿Por qué no se puede pasar página, negociar, acordar o excepcionar?
¿Por qué no se puede reparar?
No se puede perdonar porque el ataque aún no ha cesado. Sino que se perpetúa.
No se puede pasar página porque aún no se ha superado la dictadura. Ni negociar, porque se ha violentado la Voluntad de un pueblo en democracia. Tampoco se puede acordar o excepcionar, porque los responsables no han sido juzgados.
Y reparar, tampoco se puede reparar, porque la tortura aún no se ha juzgado en ningún caso.
Si viviéramos en la democracia pericliana, es indudable que en la cúspide del reconocimiento social se encontraría hoy Dña. Pilar Ruiz Albisu, madre de Joseba Pagazaurtundúa, por haber soportado al más puro estilo Faulkneriano la barbarie y la atrocidad durante casi toda su vida, y no haber muerto o enfermado. Porque padecer un caciquismo selectivo e ignorado en democracia, es lo más parecido al deterioro de siglos de lucha y trabajo resumidos en el presente de unos años eternos. Es vivir en un círculo de muerte que la mayoría invisibiliza, cada semana y cada nuevo día.
Parecerá que doy excesivo protagonismo a una persona, y es cierto. Porque han sido miles. Miles y miles de personas que tuvimos que vivir en represión. Bien por robo, por silenciamiento, por números, o por alguna supuesta necesidad creada. El hecho es que la democracia cayó. Y no una, sino cientos y cientos de veces.
Resultó que los cargos electos dejaron de controlar a la policía, que fue sometida.
Los derechos fundamentales se vieron debilitados por agresión o agotamiento.
Se perdió la libertad de expresión individual, y se dirigieron voluntades contra un único enemigo que poseía armamento y lo utilizaba.
La moral se pervirtió. Los gobiernos dejaron de ser responsables. Se bombardearon las virtudes cívicas con el nacimiento de la gresca callejera. Los valores democráticos comenzaron a considerarse socialmente fascistas y represores. Y la cultura política fue nacionalizada con independencia de criterios.
Los intereses personales de los ciudadanos dejaron de considerarse esenciales, y comenzaron las desigualdades políticas en favor de otro ser esencial.
La búsqueda de la paz comenzó a sentirse como burla y la prosperidad solamente se les otorgó a algunos elegidos, enemigos de la democracia española que no lo aparentasen. Y se propiciaron los conflictos subculturales. Quizás con voluntad de entretenimiento o como simple consecuencia de la maldad, que todo lo complica.
Por eso no dudo en confirmar que quienes no perdieron la Voluntad aún estando heridos de muerte, en agresión permanente por acción u omisión, son los que desde mi punto de vista han trascendido la legítimidad que habíamos otorgado a los representantes electos para actuar, resolver, acordar o excepcionar.
Son los que encarnan lo que otros han perdido: la lucidez necesaria. No solamente para gobernar, vigilar o juzgar.
Son aquellos que superaron la dictadura y han denunciado el atentado de lustros y lustros contra los fundamentos de la democracia. La involución del estado de derecho en detrimento de las víctimas, la privación de la justicia y el miedo.
Si el despotismo se rige por el principio del temor provocado en los gobernados, cada nueva víctima ha supuesto un avance, un impulso a la tiranía.
En esta situación o estado de represión, el perdón no existe.
Sencillamente, la negociación no es legítima.
Te envío mi comentario y apoyo respecto a las intervenciones políticas recogidas en los medios de comunicación.´
DESGRACIADAMENTE, NO SE PUEDE PERDONAR
Escrito por: Belén Martínez Oliete el 12 Ago 2010 - URL Permanente
¿Por qué no se puede perdonar?
¿Por qué no se puede pasar página, negociar, acordar o excepcionar?
¿Por qué no se puede reparar?
No se puede perdonar porque el ataque aún no ha cesado. Sino que se perpetúa.
No se puede pasar página porque aún no se ha superado la dictadura. Ni negociar, porque se ha violentado la Voluntad de un pueblo en democracia. Tampoco se puede acordar o excepcionar, porque los responsables no han sido juzgados.
Y reparar, tampoco se puede reparar, porque la tortura aún no se ha juzgado en ningún caso.
Si viviéramos en la democracia pericliana, es indudable que en la cúspide del reconocimiento social se encontraría hoy Dña. Pilar Ruiz Albisu, madre de Joseba Pagazaurtundúa, por haber soportado al más puro estilo Faulkneriano la barbarie y la atrocidad durante casi toda su vida, y no haber muerto o enfermado. Porque padecer un caciquismo selectivo e ignorado en democracia, es lo más parecido al deterioro de siglos de lucha y trabajo resumidos en el presente de unos años eternos. Es vivir en un círculo de muerte que la mayoría invisibiliza, cada semana y cada nuevo día.
Parecerá que doy excesivo protagonismo a una persona, y es cierto. Porque han sido miles. Miles y miles de personas que tuvimos que vivir en represión. Bien por robo, por silenciamiento, por números, o por alguna supuesta necesidad creada. El hecho es que la democracia cayó. Y no una, sino cientos y cientos de veces.
Resultó que los cargos electos dejaron de controlar a la policía, que fue sometida.
Los derechos fundamentales se vieron debilitados por agresión o agotamiento.
Se perdió la libertad de expresión individual, y se dirigieron voluntades contra un único enemigo que poseía armamento y lo utilizaba.
La moral se pervirtió. Los gobiernos dejaron de ser responsables. Se bombardearon las virtudes cívicas con el nacimiento de la gresca callejera. Los valores democráticos comenzaron a considerarse socialmente fascistas y represores. Y la cultura política fue nacionalizada con independencia de criterios.
Los intereses personales de los ciudadanos dejaron de considerarse esenciales, y comenzaron las desigualdades políticas en favor de otro ser esencial.
La búsqueda de la paz comenzó a sentirse como burla y la prosperidad solamente se les otorgó a algunos elegidos, enemigos de la democracia española que no lo aparentasen. Y se propiciaron los conflictos subculturales. Quizás con voluntad de entretenimiento o como simple consecuencia de la maldad, que todo lo complica.
Por eso no dudo en confirmar que quienes no perdieron la Voluntad aún estando heridos de muerte, en agresión permanente por acción u omisión, son los que desde mi punto de vista han trascendido la legítimidad que habíamos otorgado a los representantes electos para actuar, resolver, acordar o excepcionar.
Son los que encarnan lo que otros han perdido: la lucidez necesaria. No solamente para gobernar, vigilar o juzgar.
Son aquellos que superaron la dictadura y han denunciado el atentado de lustros y lustros contra los fundamentos de la democracia. La involución del estado de derecho en detrimento de las víctimas, la privación de la justicia y el miedo.
Si el despotismo se rige por el principio del temor provocado en los gobernados, cada nueva víctima ha supuesto un avance, un impulso a la tiranía.
En esta situación o estado de represión, el perdón no existe.
Sencillamente, la negociación no es legítima.
belen mtnez. oliete
Si en verdad cumplen los requisitos que propone (y no sólo de palabra, sino de conciencia y con obras en consecuencia) me adhiero a su escrito.
Sin embargo, últimamente la política penitenciaria está un poco viciada. Parece que sale más rentable ser terrorista que robar una gallina o unos pantalones en unos grandes almacenes, donde seguro que se cumple la duradera pena íntegra y nada de permisos (evidentemente, es una hipérbole pero creo que así se entiende mejor la comparativa).
Por desgracia, tengo una visión mas bien pesimista al respecto de la concesión de beneficios penitenciarios injustificados (o que se tratarán de justificar mediante argucias mezquinas y electoralistas), lo cual me lleva a sospechar profundamente de este gobierno proto-soviético que ya sería la segunda vez que nos intentan colar el mismo gol por la misma zona de la portería...todo un insulto a la inteligencia de los ciudadanos.
Si los medios de comunicación afines les allanan el camino, como tantas otras veces en tantos otros temas, tendremos que ir preparando el bicarbonato para digestiones difíciles.
Espero por el bien de nuestra tierra (y también por mi propia salud mental) que no cristalice esta "cosa" en una nueva masacre de principios democráticos.
Espero que algún día podamos decir que somos una inmensa mayoría los que os apoyamos, Gorka, y dejar atrás la inmensa repugnancia que nos produce el día a día político de España.
Gracias por estar ahí.
Creo que ETA nunca ha obtenido tantos beneficios que cuando Aznar gobernaba en Madrid y cuando la presidente de la UPD fue consejera de turismo del gobierno vasco con sus compañeros del PNV.
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