domingo, 5 de julio de 2009

BALANCE POLÍTICO.

El momento parlamentario más importante fue el pleno de investidura, donde los vascos elegimos como lehendakari al socialista Patxi López. Fue un día histórico, al menos para mí, inolvidable vivencia que transmitiré a mis descendientes con toda la intensidad de la que sea capaz, para evitar quedarme corto y no mostrar suficientemente mis sentimientos. Su discurso fue potente, claro, integrador y marcado, como el mío, por la reivindicación permanente del concepto de ciudadanía frente al de identidad de los nacionalistas. Nuestro voto favorable fue coherente con nuestras reivindicaciones históricas, inevitable, convencido y creo que convincente. Escuchados uno y otro, no había margen para ninguna maniobra extraña, para evitar nuestro posicionamiento claro por el cambio político que tanto necesitábamos... y necesitamos. Las palabras del entonces lehendakari Ibarretxe y del propio Joseba Egibar fueron duras, en ocasiones insultantes, casi siempre provistas de un resquemor inmenso e incluso amenazantes y antidemocráticas. Las del actual lehendakari fueron semejantes a las mías, enarbolando los mismos principios, el mismo hartazgo y parecido deseo de cambio... supuestamente. Por ello no tuve que realizar ningún esfuerzo para decir a uno que no y al otro que sí, sin que ello supusiera ningún cheque en blanco y sin que diéramos por hecho lo que eran, entonces, sólo palabras.

El momento más dramático de mi breve carrera política fue el atentado terrorista que costó la vida a Eduardo Puelles, vivido con el mismo dolor que todos los anteriores pero desde distintas perspectiva y distancia física. Como soy portavoz parlamentario, debo estar en casi todos los actos oficiales, en este caso concreto en el funeral, viendo llorar y desmoronarse a la familia entera, en las manifestaciones de condena, en primera línea y representando a la ciudadanía, y en los distintos homenajes y recepciones realizadas a las víctimas. Sí, el sufrimiento observado es el mismo tantas veces reflejado y padecido por otras víctimas, igual de inútil y brutal, igual de inhumano, terrible y sobrecogedor. El Gobierno Vasco convocó inmediatamente la multitudinaria manifestación de Bilbao, el lehendakari la lideró y él mismo la cerró, junto con la viuda, con palabras tan necesarias como el propio cambio de gobierno. Hay quien se ha venido quejando cínicamente de la no conveniencia de que las viudas puedan alzar su voz. A esto se les responde rápido y con claridad meridiana: despreciáis la misma libertad que nosotros tanto echamos de menos.

Existen otros hechos que han evidenciado el cambio que se ha producido. Porque es evidente que no es lo mismo el actual gobierno socialista, amenazado expresamente por los dictadores, que el anterior gobierno nacionalista, díscolo con cuantas medidas terroristas se propusieron poner en marcha, reacio al respeto institucional y proclive a la división entre vascos, al disparate y al ejercicio de políticas y reivindicaciones decimonónicas. Por ejemplo, la Ertzaintza, quien ha sido enviada a quitar carteles alusivos a presos etarras o aquellos que hacían apología del terrorismo. Se han enfadado un rato, pero repito que la Ertzaintza puede y debe hacer más de lo poco que ha hecho estos últimos años, y esto no es críticar a los agentes (en su mayoría precisamente críticos con sus superiores políticos) sino velar porque la institución se encuentre bien dirigida y reciba el impulso político que los ciudadanos vascos necesitamos. Porque es su obligación hacerlo y la nuestra, partido político, controlar que así se haga. O la EiTB, con nuevo director general (que deberemos vigilar para que no convierta en una Casa del Pueblo lo que era un Batzoki), que aunque para empezar ha modificado insuficiente y chapuceramente el mediático mapa del tiempo, es probable que cambios profundos se produzcan, veremos si todos los necesarios.

Como no todo brilla bajo el sol, tenemos sospechas fundadas de que los cambios necesarios (profundos, amplios, de largo alcance e incluso algunos de ellos urgentes) no terminarán nunca de llegar o ser aplicados, por el miedo reverencial que los socialistas vascos tienen al PNV. Así, hemos venido observando decisiones que nos han decepcionado: socialistas y populares pactaron el traslado del último pleno ordinario del mes de junio a finales de setiembre, a fin de posponer el debate sobre la disolución de los ayuntamientos gobernados por ANV y evitar quedar con el culo al aire. Además, los decretos antidemocráticos relacionados con la política lingüística que la Justicia dejó en suspenso, siguen sin ser derogados, en lo que podría ser una muestra evidente de que el pacto sellado por quienes nos gobiernan y quienes los sustentan es un pacto de aplicación... relativa. Y así lo confirma la extraña iniciativa de la consejera Celaa para introducir el euskera en el modelo A, dado según ella que el modelo funciona mal y obtiene escasos resultados, a diferencia de los modelos B y D, cuna de premios nóbeles varios y prohombres de diversa índole. En realidad, todas las declaraciones públicas de los gobernantes socialistas, excepto las de aquellos que prefieren callar, irradian errores de bulto en cuanto a la política lingüística que debe aplicarse. Por mucho que eviten escucharnos, se lo repetiremos: el acuerdo y el consenso están muy bien, pero previos son los derechos políticos de los ciudadanos, en este caso los lingüísticos. Si en el Parlamento Vasco hubiera 30 parlamentarios contrarios al derecho al voto de la mujer, no habría que acordar nada al respecto con ellos, sino garantizar el derecho al voto de la mujer.

Y algunas dudas más, como la pereza socialista en investigar las denuncias surgidas en la propia Ertzaintza sobre supuestas órdenes de hacer más bien poco contra el entramado terrorista. O sus dudas para reducir más altos cargos que el 10% de los mismos, y observar de manera detallada las funciones de las distintas empresas públicas, semipúblicas y otros entes que pululan por nuestra geografía, a fin de fusionar o eliminar muchos de ellos. O los cambios en EiTB que deberán llegar cuanto antes y que deberemos verificar, con mucha paciencia. Y los que deberán invadir el mundo educativo. A esto nos dedicaremos. Y a seguir reclamando, quedándonos solos, la eliminación de los privilegios históricos, mejor que más autogobierno y aquellas transferencias que sean necesarias e incluso revertir algunas otras. E incidir en nuestra defensa de un Estado igualitario, sin privilegiados y paganos, constituida por autonomías con las mismas competencias bajo una estructura en absoluto centralista, sino más bien federal. Nos seguiremos, por tanto, divirtiendo. Y empujando lealmente la piragua.

2 comentarios:

Sake dijo...

Luces y sombras, todo suele ser asi. Lo importante es que tus luces alumbren bien tu camino y te mantengas alerta y libre. Libre para decir lo que piensas y libre como eres para no condicionarte por nada ni por nadie. Animo Gorka todo por hacer".

Juan A. Jiménez dijo...

Hola Gorka. Soy Juan de Sevilla.
Gracias por el artículo de tu blog. Hacía falta algo así.