Han sido distintas las ocasiones en las que los dirigentes del partido han querido insistir: en el momento en que UPyD deje de ser necesario, se diluyirá como azucarillo en café con leche, y a otra cosa. En esto nos parecemos a las lenguas: existiremos mientras seamos necesarios.
Para explicar las razones por las que surge el partido me gusta recordar el contexto político en que se produce el nacimiento. Porque entendiendo el momento histórico, se entienden también mejor el objetivo propuesto, las aspiraciones y las propuestas. Es evidente que no habría sido posible ni siquiera idear lo que finalmente se ha creado en otras circunstancias, en los años 80, ó en los años 90 y tampoco en un país con problemática distinta a la nuestra. Y nadie habría propuesto la idea porque probablemente ya existían distintas opciones más o menos votables, o al menos opciones que trataban de solucionar, cada cual a su manera, los problemas a los que hacíamos frente, en lugar de ser incluso parte del problema.
UPyD surge en un momento histórico caracterizado por un partido en el gobierno sin visión de Estado y con un partido en la oposición que, a la caza del voto, copia lo peor de su oponente y además, se manifiesta con la jerarquía de la Iglesia Católica en contra de los matrimonios gays y a favor de un único modelo familiar obligatorio para toda la ciudadanía. Un contexto político nacional sin partido nacional que articule el Estado, que lo integre, que fomente lo que nos une como ciudadanos pertenecientes a un Estado en lugar de subrayar (y fomentar artificialmente) cuanto nos separa. Un momento histórico caracterizado por unas autonomías enfrentadas, en manos de élites territoriales que promulgan estatutos cuasi inconstitucionales, injustos, divergentes y contrarios al espíritu federal que falsamente se reclama, como insistentemente viene denunciando Sosa Wagner. Unos estatutos defensores de la bilateralidad en su relación con el Estado, principio contrario al de igualdad y al de solidaridad interregional. Un contexto político caracterizado por una clase política cada vez más alejada de la ciudadanía, una clase política demagoga, sectaria, dogmática, defensora irracionalmente de los mandatos partidistas que se les transmite, en lugar de proclive al diálogo abierto, a la deliberación razonada y al debate intelectual. Un contexto político caracterizado por políticos defensores siempre de cuanto su partido proponga (sea lo que sea) y contrarios siempre a cuanto proponga el adversario político (sea lo que sea). Un momento histórico sin acuerdos nacionales en temas clave como Educación, Terrorismo, Judicatura, Política Internacional o Gestión de los Recursos Naturales. Una situación política sin plena independencia del Poder Judicial respecto al Legislativo, dependiente de los partidos políticos a los que parece servir en demasiadas ocasiones. Un contexto nacional caracterizado por una ley electoral claramente mejorable, sospechosamente inmutable y a todas luces injusta. Un contexto político nacional con nacionalismos periféricos y disgregadores de los que el gobierno de la nación depende de manera desproporcionada, tenida en cuenta su implantación territorial, sus votos y su desprecio indisimulado por el interés general (debería ser evidente que no se puede gobernar un país con formaciones políticas que no creen en el país, e incluso pretenden romperlo y hasta aprovecharse de él mientras no termina de romperse). Un contexto político nacional con autonomías de todos los colores dispuestas a aplicar políticas lingüísticas al servicio de las clases dirigentes, obviando los esfuerzos de los opositores, los perfiles necesarios, las demandas reales e incluso la propia lengua a la que se daña y se desprestigia. Una situación política nacional con ruptura de tregua y una zigzagueante y dubitativa ley de partidos, cuestionada por el propio Fiscal General del Estado y de la que el gobierno se sirve. Una situación, por tanto, de emergencia nacional.
3 comentarios:
Me gusto mucho tu intervención el pasado sábado. Mi madre, votante popular en ocasiones y actualmente votante fiel al psoe, ha dicho q nos va a votar, asi q un voto, por lo menos, ganamos en el acto, jejeje.
Nos vemos el sábado, que tengo unas ganas impresionantes que llegue!!
Saludos!!
Gorka, estupendo analisis de porque UPyd. Yo añadiria solo una cosa mas.
Ojala no hubiese sido necesario nuestro partido, porque eso hubiese significado que los otros (principalmente el PP y el PSOE e incluso IU) estaban defendiendo lo mismo por lo que nosotros lo hacemos ahora.
Lo que ha pasado en los ultimos años ha sido una pena y una desgracia para España.
Saludos/Jose maria
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