Podemos afirmar, sin posibilidad de equivocarnos, que la banda ha decidido atacar todo rastro de inteligencia. Allí donde se halla un atisbo de vida independiente o librepensamiento, allí se aloja la amenaza terrorista. Todo cuanto toma autonomía respecto al camino político por el que tratan de llevarnos se convierte en objetivo. Aquello sobre lo que no tienen posibilidad de meter baza, todo lo que tiene vida propia, todo lo que se mantiene impoluto a sus tejemanejes y desvaríos. Y la Universidad, efectivamente, aunque es probable que ya no es lo que era o no llega a ser lo que debería, cumple estos requisitos que le hacen verse atacada.
Pues sí. A día de hoy lo importante es mantenernos vivos. Que ningún profesor, alumno o trabajador de la Universidad atacada haya sido herido o muerto, que así se las gastan. Ahora lo primero es felicitarnos y coger aire, como tantas otras veces en que la tragedia no llegó a producirse por un cúmulo de circunstancias distintas, aunque no compensa tanto sufrimiento acumulado antes, durante demasiados años.
Proponía Miguel de Unamuno, con ese caminar entre dos aguas tan espiritual que le caracterizaba, un sistema para mejorar las cosas: "salir a la calle y clamar a Dios". Y así pensaba él, convencidísimo, que mejorarían muchas cosas. Yo a menudo pienso en esa cita, como en tantas otras suyas que mantengo escritas en un cuaderno viejo. Es posible que sea el camino menos indicado para acabar con la violencia. O quizás no, quién sabe. Se me ocurre pensar dónde nos encontraríamos ahora si hubiéramos salido a la calle hace años a clamar contra tanta injusticia, un día y al otro y al siguiente hasta que se rindieran. No uno de nosotros, sino todos. Pero debe ser Tolstoi otro de los que tenían razón: el no actuar oculta siempre una cobardía del alma.
3 comentarios:
Hace un mes me pasaron un bonito e-mail que decía:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.
El autor es Martin Niemöller, un pastor protestante víctima de los campos de concentración nazi.
Saludos,
Javier SS.
Yo pensaba que este poema que esta escrito aqui era de Beltroch Bech, pero parece que es de otro, No importa es muy significativo de la estupidez humana en estos casos.
Gorka, yo no se si algun dia terminaremos con esta pesadilla lo unico que se es que no podemos parar de luchar contra ella ni un solo dia.
Saludos/Jose Maria
Efectivamente la cita es de Martin Niemöller. Según el propio autor, no se trataba originalmente de un poema, sino de un sermón en la Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania: “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?”. El autor no llegó a publicarlo, sino que lo repetía en las conferencias que fue dando en la postguerra, lo que motivó que coexistiesen varias versiones más o menos apócrifas. Incluso en el monumento al Holocausto que se erigió en USA, se suprime el primer párrafo (Primero vinieron por los comunistas) por aquello de no hacer apología del contrario en plena guerra fría. La versión actual fue la autorizada por la viuda, ya en los años setenta.
La biografía de Niemöller y su evolución política es curiosa: Combatió en un submarino en la 1ª guerra mundial; Posteriormente y siendo ya Pastor Protestante fue nazi y antisemita; Su conversión a la Democracia llegó en plena guerra cuando los nazis exigieron que la iglesia Luterana expulsara a los judíos conversos o a los descendientes de judíos, de forma que se garantizase la pureza aria de la Iglesia alemana. Fue hecho prisionero y enviado a un campo de concentración. Sobrevivió, y en su labor pastoral incluyó en sus homilías el famoso poema. Murió nonagenario.
Publicar un comentario