miércoles, 3 de septiembre de 2008

CONSULTA-RECURSO-DENUNCIA.


Nos propone nuestro ingenioso presidente del Gobierno Vasco, representante del Estado español en esta nuestra comunidad, que denunciemos a España ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo por "violar la Convención Europea sobre Derechos Humanos y Libertades Fundamentales", por presentar un recurso ante la consulta por su gobierno planteada. Según nos indica nuestro lehendakari, que viene de gastarse en plena crisis económica nada menos que algo más de 5 millones de euros en la promoción de su invento, la denuncia que nos propone se basaría en el quebrantamiento de cinco artículos de la Convención, nada menos: el 9, referido a la Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; el 10, sobre la Libertad de expresión; el 11, referido a la Libertad de reunión y de asociación; el 13, que recoge el Derecho a un recurso efectivo; y el 14, que prohíbe la discriminación.



Más allá de dislates que provocan cierta sonrisa incluso entre algunos de sus antiguos votantes, lo cierto es que ningún sentido tiene la denuncia que nos propone, como bien sabemos, pues nada tiene que ver el tema con nuestros derechos humanos y nuestras libertades fundamentales. Se trata de un conflicto competencial, básicamente, y si nuestros derechos humanos están en entredicho o tienen que ver con el asunto, no es precisamente por el recurso que el Gobierno de España ha planteado, sino precisamente por la actividad violenta de determinada gente que se ve animada por este tipo de iniciativas. Como meridianamente claro ha expresado Roberto Blanco Valdés, el problema que su iniciativa provoca es el mismo que se produciría si un ayuntamiento vasco tratara de convocar elecciones autonómicas al Parlamento Vasco.



Decía Spinoza que la alegría es el paso del hombre de una menor a una mayor satisfacción y la tristeza el paso de una mayor a una menor satisfacción. Me temo que, salvo que a Ibarretxe le produzca un gran placer situarse en la oposición ... se va a sentir muy triste en cuanto acabe el recuento de los votos de las cada vez más cercanas elecciones autonómicas.



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