Hoy domingo, El País, en su sección de Euskadi, dedica dos páginas enteras a analizar la necesidad de reformar o no la Ley de Territorios Históricos, esa ley que posibilita el actual modelo institucional vasco y diseña el reparto competencial y financiero entre los tres territorios históricos y el Gobierno Vasco. Una ley que, para una creciente marea de ciudadanos, políticos e intelectuales, permite el solapamiento de competencias, duplicidades, gasto supérfluo, disfunciones, burocratización administrativa, ineficacia, despilfarro de recursos, sobredimensionamiento de instituciones y confusión en los ciudadanos, quienes en múltiples ocasiones no saben qué institución presta los servicios ni a quién pagan sus impuestos. Una ley que, en opinión de UPyD, necesita ser profundamente revisada, para avanzar hacia un reparto competencial y financiero más razonable que tenga como objetivo supremo servir mejor y de manera más igualitaria a los ciudadanos vascos. Así lo defendimos el jueves pasado en el Parlamento Vasco... y es por ello que el diario El País publica este amplio reportaje este fin de semana. Es llamativo, no tanto que ni siquiera se nos nombre en ese amplio reportaje (es habitual la manipulación informativa en Euskadi y en España), sino sobre todo que esta información sea hoy mucho más extensa y amplia que cuando nada menos que el Consejo de Sabios que asesora al Lehendakari emitió un informe favorable a la necesaria reforma de la LTH. Es decir, que hoy UPyD, también en el País Vasco, tiene gran influencia política... desde su escaño en el Parlamento Vasco.
La moción con la que pedíamos al Gobierno Vasco que incluyera la reforma de la LTH en su calendario legislativo apenas obtuvo seis votos (los cuatro de Aralar, el de EA y el mío propio), pero sirvió para poner de manifiesto sobre todo dos cosas: una, que la práctica mayoría de partidos políticos reconoce disfunciones evidentes como consecuencia de la letra de esta ley pero se niega a cambiarla por intereses partidarios y, dos, que el PSE defendió una postura timorata y cobarde, diciendo una cosa y la contraria, desviando el debate y negándose finalmente a votar lo que su propio programa político (hoy, programa de gobierno) recoge. Es decir, que tanto el PNV como el PP, partidos foralistas y ambos partidos extraordinariamente conservadores, votaron finalmente lo mismo que los socialistas, supuestos partidarios de modificar la LTH. Es decir, todos ellos, otra vez, terminan votando lo mismo.
UPyD seguirá insistiendo, expresando alto y claro lo que es una verdad indudable: la actual arquitectura institucional vasca (cuatro parlamentos para 2,2 millones de habitantes y tres diputaciones forales enfrentándose todos los días al Gobierno Vasco) supone un freno para la modernización de Euskadi. Comparto el análisis del catedrático de Economía Aplicada de la UPV, Felipe Serrano: "hay que abordar dos reformas: acabar con las diputacones como estructuras arcaicas y caras, y desmontar después la parte innecesaria de sociedades públicas que se ha creado alrededor de las instituciones por puro clientelismo". Y más competencias para los ayuntamientos, y más competencias para el Gobierno Central, y más competencias para Europa. Y ninguna competencia para las diputaciones.
1 comentario:
¿Que es más importante, tomar decisiones que favorezcan a todos los ciudadanos, o las que favorecen a nuestro partido? y los políticos parecen decir ¡lo importante es mi partido y mi puesto!, con una única excepción UPyD.
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