viernes, 9 de julio de 2010

Una marcha contra la ciudadanía.

Lo dije ayer en rueda de prensa y lo mantengo hoy: quien no respeta la legalidad vigente, no puede ser considerado demócrata. Quien no respeta al Tribunal Constitucional, no respeta el Estado de Derecho. Quien cavila para sortear las resoluciones judiciales, incumpliéndolas, no puede ser dirigente ni de la escalera de su edificio. Quien pretende anteponer supuestos deseos de supuestos pueblos a la comunidad política, entiende poco o nada de democracia. Quienes se manifiestan para que no se respete la legalidad vigente y se menoscabe a la ciudadanía, no pueden ser considerados demócratas. Sean muchos o pocos. Se manifiesten en Euskadi o en Cataluña.

6 comentarios:

Sake dijo...

En todas las actividades sean deportivas, culturales o politicas hay unas reglas que cumplir ¿que seria si no existieran ésas reglas?, la anarquia y sencillamente no se podrian ralizar. Y una sociedd sin ley ¿a que puede aspirar? quien no respeta las leyes no es demócrata.

Juan Bejarano dijo...

La Ley es lo único que garantiza la igualdad de todos los ciudadanos en un Estado de Derecho. Quien va contra la Ley va en contra del interés general de los ciudadanos, y por supuesto, no debe gobernar. Quien se manifiesta contra la Ley, se manifiesta en contra de los derechos más básicos y fundamentales de todos nosotros. No a esta manifestación, y si a la Constitución. En Euskadi, Cataluña, Extremadura y toda España.

Pedro dijo...

Hola,

Bueno hay que ser más moderado en el juicio. Si bien es cierto que las reglas son necesarias, creo que calificar de antidemócrata a quien se manifiesta contra la decisión de una institución es muy peligroso, porque llevando este argumento al extremo estás coartando la libertad de queja lícita y estás conviertiendo a las instituciones en algo incuestionable, algo propio de una dictadura.

Yo creo que contra el nacionalismo no vale todo, y acusar de antodemócrata con ligereza es un error. El nacionalismo es una fuerza obsoleta y caduca en sí misma, y está dirigida, en estos casos, por políticos que mantienen amordazadas a sus naciones en base a un victimismo infinito.
Esa es la idea que debemos combatir, no empezar a calificar a los adversarios con lo mismo que descalifican ellos.

Saludos,

gorka maneiro labayen dijo...

Gracias, Pedro, muy amable. No obstante, me gustaría que releyeras lo que exactamente he escrito. Uno puede manifestarse y quejarse. El fondo del asunto es que nos encontramos con dirigentes políticos con amplias responsabilidades que, en los últimos días, están denigrando las instituciones y clamando por una especie de insumisión legal, para que no se cplan las resoluciones judiciales y el mandato legal. No olvidemos que uno de los objetivos fundamentales del renovado plan de paz vasco es legitimar las instituciones democráticas... justo lo contrario de lo que hacen otros "socialistas". Gracias.

Manolo dijo...

El problema es que nuestro árbitro es como el de la final del mundial. Y, claro, a algunos les pasa lo que a los holandeses, que pensaron que valía todo.

Pedro dijo...

Gorka,

Yo creo que ambos compartimos la misma idea sobre estos políticos nacionalistas y pseudo-nacionalistas, el problema es como combatimos esto.
Es cierto que se clama contra una insumisión ilegal y que eso no está bien, pero es que desgraciadamente el PP ha dicho lo mismo en otras ocasiones y en otros temas en los últimos 6 años, así que este argumento lo podrían contrarrestrar fácilmente y crearían algo que yo creo que es peligrosísimo cuando se trata con nacionalistas: La retroalimentación.

Creo que es un hecho comprobado que las fuerzas nacionalistas y antinacionalistas se retroalimentan en tanto en cuanto fijan en la sociedad un discurso visceral que favorece siempre a los extremos.
Siempre he pensado que hay que ser exquisitamente cuidadoso en este punto, aunque siempre sin caer en lo que ha caído la izquierda política en España en los últimos años, eso de ver al nacionalista como "aliado político".

La verdad es que es complicado mantener en punto exacto, pues este pseudo nacionalismo victimista está tan arraigado que no es fácilmente desactivable.
Y por eso yo propongo una técnica casi ascética pero creo que poderosa: Ser exquisitamente pulcros, hacer pedagogía de valores, no caer en la provocación, ser inclusivistas, desactivar el nacionalismo por la regresión ideológica que representa y por su victimismo...
Ese es mi planteamiento, y eso es lo que en el fondo quería decir.

Saludos,