miércoles, 7 de julio de 2010

Algo huele a podrido en España (y III).

Pero hay más cosas que evidencian donde se encuentra el problema: ¿saben ustedes que en España se encuentran en vigor más de cien mil normas con contenido económico que dificultan la unidad de mercado? ¿O que en algunas CCAA hay hasta tres canales de televisión que produjeron pérdidas en 2008 de 1.600 millones de euros? ¿Saben que entre 2003 y 2008 hemos pasado de 163 fundaciones públicas a 541, de las que 344 son autonómicas? ¿O que la deuda de las empresas públicas de la Comunidad Valenciana supera los 13.000 millones de euros? ¿Y que Andalucía tiene 20.000 trabajadores distribuidos en 54 empresas públicas que gestionan un presupuesto de 5.282 millones de euros? Y qué decir del entramado público vasco, donde pululan decenas y decenas de entes públicos, fundaciones, empresas públicas y semipúblicas sin función claramente reconocible, por donde se nos van miles de euros todos los años.

Uno de los que ha resumido la situación ha sido Arturo Pérez-Reverte, con su habitual estilo directo y claro: "Ulcera el alma ver a los jóvenes maltratados por estas 17 Españas injustificadas, egoístas y ladronas". Y nosotros, como él, nos resistimos a creer que nada pueda hacerse. Porque no tenemos la varita mágica para convertir el país en un jardín de las delicias, pero sí una serie de propuestas que podrían ayudar a su modernización, tras años de perezosos gobiernos hipnotizados por la burbuja inmobiliaria, la ley del mínimo esfuerzo y los intereses partidistas y sectarios. Claro que hay soluciones para aplicar aquí y ahora: entre otras, realizar un esfuerzo mucho mayor para eliminar el fraude fiscal y obligar a aflorar la economía sumergida; proceder a una reforma fiscal que haga el sistema más progresivo, recupere el impuesto sobre el patrimonio y avance en soluciones compartidas y comunes, como nos lo pide Europa, eliminando sistemas caducos, excepcionalidades y privilegios históricos; reformar el sistema financiero y despolitizar la gestión de las cajas; reformar el mercado laboral, pero no para insistir en lo que siempre ha fracasado (abaratamiento del despido y pérdida de derechos laborales por parte de los trabajadores) sino para acabar con la dualidad existente, crear empleo estable y de calidad e impulsar la formación contínua; reformar el modelo educativo y alcanzar un pacto de Estado, para que dicho modelo dure décadas... en lugar de la legislatura del gobierno de turno; alcanzar un modelo energético eficiente y sostenible; y, fundamental, someter a una cura de adelgazamiento el costosísimo estado autonómico que hemos fraguado, para racionalizarlo. No para acabar con él, pues somos firmes defensores del estado de las autonomías, sino precisamente para hacerlo viable. Según datos contrastables, una buena gestión autonómica llevaría a ahorrarnos 26.000 millones de euros anuales, evitando duplicidades (agencias de meteorología, defensores del pueblo, órganos consultivos, tribunales de cuentas, ...), solapamiento de competencias y gasto superfluo en el mantenimiento de estructuras obsoletas e ineficientes. Y en Euskadi, parecido, con sus peculiaridades innegables: para empezar, modificar la ley de territorios históricos para modernizar el país y racionalizar el entramado público... por donde se nos van año tras año miles y miles de euros. Hay, por lo tanto, margen suficiente para evitar atracar a los más débiles, reducir nuestro estado del bienestar y mantener a tantos y tantos privilegiados.

3 comentarios:

Sake dijo...

26.000,- millones de Euros son muchos millones ¿nadie es capaz de ver éso?, pues son capaces lo que demuestra lo que anida en la mente de los politicos aspirantes a los puestos, sólo quieren que nada cambie y disfrutar de privilegios.

Pedro dijo...

Hola Gorka,

Estoy aquí para atender bien a las propuestas.
Lo primero que puedo decir es que son medidas muy razonables, muy parecidas a las que propuse yo hace un par de meses:
http://lasuertesonriealosaudaces.blogspot.es/1274290860/

Las medidas que propones, que entiendo son las mismas que propone UPyD, son plenamente homologables a la parte más moderada del espectro político que está a la izquierda del PSOE.
Esta realidad nos hace reflexionar sobre el hecho de que la verdadera dualidad en política está, más que en derecha e izquierda nominal, entre los que han ocupado el poder y tienen vayase a saber qué intereses, y los que no lo han hecho.

Discuto constantemente en mi blog con aquellos que quieren presentar a UPyD como un partido neoliberal o de derechas. No me lo parece en absoluto, aunque como creo que ya dije su líder no me da ninguna confianza y la veo como a los típicos políticos profesionales.
No, yo creo que es un deber ciudadano apoyar opciones como UPyD y otras en contra de un bipartidismo caduco y destructor de la cultura política de este país. La diversidad de partidos que existe, por ejemplo, en Alemania es algo a lo que debemos aspirar en España.

Querría preguntarte por el conflicto que parece existe en UPyD entre aquellos más, digamos, socialdemócratas, y aquellos más liberales. Creo que no es un problema irresoluble este, pero también creo que por UPyD pululan multitud de personas que quieren convertir a este partido en lo que ellos quieren, en vez de dejarlo desarrollarse con su alma laica, jacobina e intelectualmente izquierdista, además de liberal.

Un saludo,

gorka maneiro labayen dijo...

Hola, Pedro. Antes que nada, quiero decirte que comparto ampliamente tus reflexiones, excepto la referida a Rosa Díez, a quien consideramos un valor extraordinario para la política en España en general y, más concretamente, para liderar nuestro proyecto político.

Por lo demás, me remito a nuestro programa fundacional, nuestros programas políticos, nuestro congreso y nuestras posiciones en el Parlamento europeo, en el Congreso y en el Parlamento Vasco.

Pero insisto, creo que aciertas mucho.