Lo mejor del fin de semana en Madrid fue, aparte la suite y el resultado de la reunión del Consejo Político, la conversación mantenida la madrugada del viernes al sábado con Carlos y Nacho. De este último no tengo en absoluto conciencia de haberlo visto antes de la cena japonesa de esa misma noche... y resulta que es miembro del Consejo de Dirección del partido y, como demostró esa velada y al día siguiente, una extraordinaria persona con sólidos conocimientos organizativos y políticos. Así que, puesto que no tengo en absoluto conciencia de habérmelo cruzado antes en mi camino, su aparición fue un nuevo descubrimiento en mi ya larga lista de descubrimientos humanos desde la creación del partido, una suerte de revelación magnífica. Insisto: conocer a este tipo de individuos, más que ninguna otra cosa, es el mayor privilegio de pertenecer a este grupo humano conformado tras unas siglas con objetivos políticos.
Más allá de cenas japonesas de las que una sale siempre sin saber cuánto y exactamente qué ha cenado, la conversación nocturna en la barra del bar ya clausurado fue una inmensa filosofada de temática variada: aborto, izquierda y derecha, capitalismo y derechos humanos, socialdemocracia. Todo lo más que puedo decir es que salí indemne de los golpes recibidos (de momento no percibo efectos secundarios), y eso que me encontraba en franca minoría frente a dos sabios muy abusones. Se me acusó injustamente de copar demasiado los tiempos, como si un bar fuera una sede parlamentaria, olvidando por cierto que yo tenía que multiplicarme para rebatir primero a uno y luego a otro, y además con la copa vacía y la mente colapsada por el humo. No puse mi cargo a disposición del binomio frentista de chiripa. Al menos espero que la celada me sirva de entrenamiento para lo que me insisten me espera en Vitoria, aunque dudo mucho que los debates allí sean tan entretenidos y los discrepantes tan... duros de mollera.
Pero no, finalmente no llegó la sangre al río y la conversación terminó como transcurrió: entre risas rodeadas de inteligentes observaciones... especialmente las mías. Se me olvidó explicarles algo que únicamente recordé por la mañana: las dos tradiciones políticas españolas beben de dos aguas-binomio: la disyuntiva entre democracia-igualdad y democracia-libertad. Como todas. Pero esto carece de importancia porque el abanico ideológico es amplísimo y no existen las purezas. Lo que sí creo existió en algún momento histórico es el liberalismo económico y el laissez faire-laissez passer, por mucho que ambos se subieran por las paredes. Creo sinceramente que terminamos coincidiendo en lo fundamental, salvo en la comparativa EEUU-EUROPA, momento extático donde Carlos amagó con escabullirse a su alcoba.
Fuera bromas, lo dicho: compartir tiempo y espacio con personas humana e intelectualmente valiosas es lo mejor de esta experiencia. Cuando el partido desaparezca en el siglo que sea, diremos entre gritos de júbilo: ¡que nos quiten lo bailado!